Ya he contado muchas veces que soy autónomo y que tengo la suerte de poder organizar mi trabajo con bastante libertad. Debido a las complicaciones de los meses anteriores, decidí no coger trabajo este verano y así poder dedicar más tiempo a los niños, pues estaba claro que lo necesitaban.
Pero tantos niños en casa piel con piel, el calor y la humedad, hace que a ratos los chiquitos estén muy nerviosos, que todo les moleste y que todos se molesten. Hace unos días, después de unas cuantas discusiones y de que todos vinieran a contarme no más que desgracias, les dije que nadie hacía tareas, una alegría para el cuerpo, para empezar con buen pie, y les propuse hacer una actividad distinta.
Senté a los niños y vimos el programa haciendo pausas para explicarles lo que decían poniendo ejemplos de nuestro día a día.
Después hicimos nuestra lista, tal y como se propone en el programa, en la que cada uno pensaba y compartía un recuerdo, una persona a la que quería y un deseo para el futuro:
Sacamos unos papeles de colores y cada uno fue recortando, escribiendo y dibujando sus pensamientos positivos. Después los fuimos colocando en un corcho mientras hablábamos de lo bien que se sentían.
Conseguimos relajarnos todos y que alguno que estaba bastante torcido se enderezara de nuevo. Y lo mejor de todo es que pasamos un rato súper agradable.
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