He vuelto a empezar.
El me dices, me haces, me miras, me tocas, me invades, mami me dijo, me hizo, me miró, me tocó, me invadió, pudo conmigo, con mi paciencia y con la del rinoceronte que pasó de naranja a rojo luminoso e intermitente.
Y pensé en tirar la toalla, que menuda tontería esto de no gritar, que si no grito estos niños se me suben a la parra. Y después pensé que mejor idear algo que ayudara a todos a empezar de nuevo, pero bien. Y seguí pensando que vale, pero que qué pereza, que estaba agotada hasta tal punto que no tenía ganas de contarles mi nuevo plan con el entusiasmo necesario para que creyeran en él. Y sólo cuando les vi alegrarse, idear y convencerse a mi lado, fue cuando empecé a dejar de estar tensa para creer de nuevo en ellos y en mi.
Ayer fue fiesta en Alicante y los días de víspera a fiestas siempre les dejamos cenar viendo una película por la noche. El martes sin embargo cenamos todos en la cocina y después nos sentamos en el salón con un cuaderno. Primero escribí las ideas que iban dando de lo que sí y lo que no podíamos hacer. Y fue saliendo que sí podíamos hablar con cariño, obedecer, ayudar, ser valientes, rectificar,... pero que no se podía pegar, gritar, insultar,... cuando las ideas se fueron acabando empezaron a salir otras como la de no matar, que no escribí por la obviedad, y no sacar una pistola! pero de dónde sale el belicismo de estos hijos míos!! si para jugar a vaqueros tienen que fabricarse armas con legos y palos o usar las que tiran balas de pompas de jabón!, que en mi casa no entran más que las pistolas de los playmobil!
Y cuando quedó claro incluso que si te pillabas los dedos te tenían que ayudar y que a las abejas no había que cortarles la cabeza con un hacha, pasamos a la fase dos, en la que escribimos qué hacemos por las mañanas antes de salir y por las tardes cuando llegamos del colegio. Todos se lo sabían a la perfección.
El tercer paso fue pensar qué hacer para recordarlo y después de mucho discutir (esta vez de forma constructiva), acordamos que haría unos puntos que llevaría en el bolsillo y que los iría repartiendo si se portaban bien.
Ayer por la mañana, se despertaron llenos de buenrollismo y con ganas de portarse bien para ganar puntos (o viceversa).
Y qué ganan? Pues esta vez nada y todo. Me explico, no vamos a canjear puntos por nada material, lo que van a ganar lo vamos a ganar todos y es una casa en la que nos respetemos, estemos más contentos y en la que nos disgustemos lo mínimo posible. Les ha gustado la idea.
Y para que se den cuenta de lo que están ganando, yo les recuerdo lo contenta que me siento, lo feliz que me hacen y lo orgullosa que estoy de ellos y que es genial tener tiempo y palabras para decírselo puesto que esta vez no tengo que utilizarlas para sermonear!
Ánimo a todos los que tenéis un rinoceronte por mascota!!


Jaja, qué risa tiene que ser con tantos niños...
ResponderEliminarBuena idea, pero es increíble que hayan aceptado sin premio "material", ¿no pusieron pegas?
Bss,
http://quedateenminube.blogspot.com.es/
No no!! Lo juro! Insinuaron un par de veces que les gustaría un premio material, pero les dije que hoy era distinto,... Y coló!!
EliminarYa te lo he dicho pero ERES MI IDOLA!!!!!!!!!!!!! :-) jajaja
ResponderEliminarGritona y todo? Tú sí que eres genial!
EliminarBesos guapa.